Personas que han dejado su hogar por conflictos familiares, problemas económicos o razones personales.

Adolescentes que huyen de casa, personas con problemas mentales o ancianos con enfermedades neurodegenerativas.

Hijos adoptados que quieren encontrar a sus padres biológicos o familiares buscando a niños dados en adopción.

Casos de hermanos, primos o padres e hijos que han perdido contacto por años.

Personas que han dejado de pagar prestamos o deudas comerciales y se han fugado.

Propietarios que no logran localizar a antiguos inquilinos que dejaron impagos.

Abogados o bufetes que necesitan ubicar testigos, demandados o herederos.